CAP 263, DE MILANO A PANTERA y GRACIAS PRESIDENTE

Merche está fuera de sí, nunca la habíamos visto en tal estado de nervios, casi se come a Miguel cuando este intenta apaciguar los ánimos entre Antonio y ella con la mejor intención y sobre todo tratando de que María  no se vea en un sinsentido, ni presencie situaciones incómodas. También Miguel interviene pensando en ellos, “después de Paquita y las niñas vosotros sois lo más importante para mí”, y es que, acertado o no en su discurso, él también lo pasa mal. Es lógico que cuando dos se separan y rompen sus vidas todo lo que les rodea se vea afectado, sus amigos e hijos.“Cuanto más te quieres, más te enfadas” le dice Antonio  emocionado a su niña pequeña, que no entiende nada y que quiere que no se vaya  y, mientras,   Merche llora tras la puerta. “Valiente panorama”, exclama  Herminia.

Aunque Merche pone el grito en el cielo a Miguel, pobrecillo que susto se lleva para el cuerpo, esta  se sosiega y le manda la niña a su padre.  Ella, como le dice, jamás querría alejar a Antonio de sus hijos, en ningún momento, pero sí que no quiere que este haga y deshaga a su antojo. "Se acabó el hacer lo que a tí te de la gana" No tiene ningún sentido por mucho que quiera ayudar a la cría a hacer el dichoso mapa de las autonomías que hemos sufrido muchos. Choca mucho ver a Merche así,  llorando, irascible, perdiendo la compostura, los nervios y sobre todo siendo tremendamente negativa.  En cambio, por otro lado, es entendible y esperable, si algo Merche no podría perdonar a Antonio era esto, "le he perdonado muchas tonterías, pero esta es diferente".  Es decir, estamos viendo a una Merche  furiosa,  celosa, flaquear con mucha rabia. Esto es muy nuevo en ella y desde luego es una puerta abierta al talento dramático de Ana Duato que nos hace agarrarnos al sofá con su intensidad. “Si mi mujer es la Loba, la tuya es una Pantera”.

La infidelidad le ha descolocado. “Algo se ha roto”,  le dice a Estefanía. El que Antonio haya estado con otra mujer  ha minado su confianza y también su autoestima,  lo asocia a no tener un pecho. Nada más lejos de la realidad, se mire por donde se  mire Merche es bella, valiente, inteligente y buena.  Pero a la Milano le duele y le destroza,  asusta mucho a Estefanía con su derrotismo inesperado. Esta la comprende cuando se entera de lo ocurrido y también le dice algo muy importante;  le cuenta que ella ha encontrado siempre más comprensión en los hombres maduros que en los jóvenes, que ha tenido muchas inseguridades pero que al final se ha ido dando cuenta de que lo que busca y valora es alguien que la quiera con sus cicatrices. Antonio siempre ha querido a Merche así, lo que ha ocurrido no ha sido por eso, es más un problema de egoísmo y de sentirse lejos.

Que apenada estampa  y mirada  la de Antonio cuando Merche le deja sin llaves. Qué gran Imanol  llevando a Antonio a la frustración, la ira, el orgullo, la culpabilidad y la tristeza, todo en uno. No sabe tampoco por donde andarse, ni qué hacer. Está vez Paz ni se menciona, solo se la ve en la revista que Merche le devuelve.  Antonio lo que hace es seguir los consejos de su hermano de no gritar dentro de casa, de comportarse frente a sus hijos, respetar a Merche y comerse los sapos y culebras de la situación que él mismo ha provocado e incluso escucha sus consejos de infiel experto, "se niega todo".  Es curioso, en su descoloque parecen convencidos  de que esto es sólo una crisis matrimonial.

El matrimonio lucha con sus recuerdos, con las cenizas, con su propia enciclopedia. Antonio lo que lleva mal es que sus hijos le den la espalda. Carlos no quiere saber nada: “¿Habías visto a mamá alguna vez así? Porque yo nunca”. Sólo Inés se preocupa y le pregunta cómo está. Necesitaba su abrazo, quiere a sus hijos más que nada y lamenta el haberles decepcionado. Es muy significativo que sea Inés quien le tienda una mano y no le juzgue, ella sabe muy bien lo que es confundirse, meter la pata hasta el fondo y virar como una veleta.  Ella es quien más se le parece, padre e hija son los Alcántara más errantes y más débiles. ¿Tendrá suerte en Hollywood?, hasta que la veamos allí, no nos lo creeremos. 

El Heredero en este capítulo demuestra ser un hombre de negocios y que está recuperado ya de sus traumas y miedos, lo cual se agradece. Se envalentona con su discurso motivador a su  Rosa Chillón. Aquí vino la parte más loca, transgresora de Cuéntame y que nos evade y divierte mucho. Estos loquitos la liaron en el programa de Gente Jóven con su canción “En  Simago yo me cago”.  Les llevaron al programa no como un buen grupo, sino para hacer destacar todavía más a los demás, aunque no hacia falta, María del Monte es mucha María. Como venganza, no se cortaron, fueron irreverentes, soeces y enseñaron a toda España  lo que es no tener pelos en la lengua. “Que os den” decía Marcelo con gracia indignado al no recibir ningún aplauso. Qué  arte de los cuatro, Santi, Lluvia, Elena y Nao, que además hicieron un homenaje a Blade Runner, mítica película ochentera donde las haya. “Me han despedido del Simago” decía genialmente Pili, ¡qué incomprensión!. Quizás tenga razón Carlos, aunque hablen mal pero lo importante es que hablen. Veremos con qué nos sorprenden.

 Esta es la parte más glam de la Movida, la más caótica. Toni, para equilibrar, nos trae la otra cara de la moneda, la de aquellos que viven en el pasado pero que se ven obligados, dado los cambios en el país, a cerrar un capítulo. Se mete, ni más ni menos que en la boca del lobo, en pleno meeting de la ultraderecha  Fuerza Nueva de Blas Piñar en la que este anunciaba su disolución. Qué bueno ese Forrest Gump, es decir, el ver a Toni inmerso en plena reunión con imágenes exclusivas que  mezclaban la cara de Toni con las de las miradas duras de los asistentes.  Es muy necesario que Pablo Rivero nos traiga este tipo tramas que enlazan otras, el  intrigante policía amigo de Dávila no traerá nada bueno.  El inspector acaba recibiendo una paliza y Toni le ayuda. Su eterno enemigo sufre el cambio en sus propias carnes y se muestra  ser un idealista que defiende sus principios. Esto Toni lo respeta y le ayuda solidario permitiéndonos ver sus grandes valores y matices.

El fin de la Transición se firma en Cuéntame con este capítulo. Antonio y Merche también han cerrado la suya propia  en el momento en el que ya no le deja entrar en casa a su antojo. Ahora lo que sí les toca es convivir el uno sin el otro y reordenar sus vidas. Queda mucha trama y la brecha está bien abierta. “Deje a mi hija con su dolor”, dice Herminia.  Son muchos años, muchos recuerdos, sus hijos, mucha gente que les quiere. Lo que sí es verdad es que para Antonio, aunque Merche haya sacado las uñas, siempre será la Milano.

Este punto de inflexión en la serie en el que llega González al Gobierno y la CDS fracasa,  coincide en la actualidad con el fallecimiento del Presidente Adolfo Suárez. Herminia, echaría de menos a su amigo y Antonio Alcántara hoy estaría muy triste, creyó en él, aguantó el chaparrón, sufrió también el desaire y defendió el "siempre con él hasta el final". Todo gracias a Imanol Arias que le calcaba en detalle hasta en los gemelos que llevaba. Era muy bonita la ilusión cuando el Presidente le llamaba por teléfono y Antonio, nervioso, se ponía la chaqueta para responder.  Una pérdida muy grande para nuestro país, se jugó la vida por nuestra concordia y nuestra  Democracia y nos llevo a ella  sin tirarse al suelo, con una gran entereza y clase política. Una figura de la que hay que  aprender mucho, sirva Cuéntame de recuerdo y homenaje, él ha sido un personaje más. Imanol Arias ha escrito que "ha muerto un gran estadista, uno de los dos grandes que tuvo España en la Democracia. Descanse en Paz". Descanse de verdad con todo nuestro reconocimiento.