CAP230 SORPRESAS
Merche nos ha dejado claro que va a luchar cuando Antonio le comunica desolado que el calvario del cáncer no ha terminado. “No te preocupes, no voy a morirme”, le dice con dignidad, a pesar de que una lágrima se le escapaba revelando un hondo dolor. El equipo de Cuéntame y sus actores nos han firmado un fantástico capítulo, lleno de emotividad, calidad y mucha elegancia de principio a fin; desde el momento en el que Merche entra al quirófano y Antonio le suelta la mano, hasta que vemos, como si de un mal espejismo se tratase, a todos juntos comiendo en silencio, vacíos, porque les faltaba la luz de su casa. Con capítulos así, simplemente con prestar atención al bloque que compone los quince primeros minutos, es cuando tengo la sensación de que Cuéntame hace cine.
En el caso de Merche y atendiendo a la época, curarse y afrontar el cáncer era más complejo que ahora. No sólo los tratamientos eran más agresivos, si cabe. Ya vimos de entrada cómo los hospitales tenían esa parte pública y privada, que la atención de los médicos se dispersaba y también toda la cultura del “mejor que no sepa nada”, ante la cual Merche se revela al final pidiendo a Antonio“no más sorpresas”. Fue muy duro para ella descubrir que le habían quitado el pecho. Ana Duato, inmensa, dejó escapar el dolor del personaje con un llanto sordo, silencioso. Y es que este tipo de cáncer en este aspecto es muy cruel con la mujer, "¿Cómo me va a volver a mirar Antonio?" le decía a Herminia. Actualmente sigue siendo muy duro que te quiten un pecho, pero hay más información, apoyos y también avances en las reconstrucciones mamarias. En algunos casos no llega a hacerse porque la técnica ya permite localizar a tiempo y bien los tumores o aplicar la quimioterapia primero. Es por ello que se percibe muy bien la desventaja cultural y temporal que tiene Merche en los ochenta.
Ana nos vuelve a regalar un recital, está maravillosa. A pesar de estar destrozada, nos enseña la gran calidad humana del personaje. Hemos visto a una Milano apagada, dolida, muy seria. No es para menos. Sin embargo, a pesar de todo, no perdía esa dignidad y calidez que la caracteriza cuando veía entrar a sus hijos o se preocupaba por Antonio. Su compañera de cuarto, Encarna (Mabel Rivera), juega un importante papel porque la animó a ser fuerte e incluso la ayudó a sonreír. Un bonito y luchador personaje que cuando Merche no miraba se compadecía por lo que la quedaba por pasar; ella iba a por la segunda operación y nos dio a entender que su matrimonio se rompió a raíz de todo.
Cuéntame para mí no es entendible sin la historia de amor de Antonio y Merche. Esta trama y este capítulo nos ha hablado mucho de ello. Cuando están juntos se crecen, son más fuertes, su entrega y pasión les alivia y el telespectador respira y lo agradece. Fueron preciosos, intensos y perfectos los cuatro encuentros que tienen: antes de operarla a las puertas del quirófano, después de operarla que le pregunta si lo sabía, cuando Antonio regresa justo a tiempo de urgencias y la última escena en la que le comunica los malos resultados de las pruebas. Se lo decían todo con la mirada, con el cariño. Estas cuatro escenas forman una secuencia del matrimonio de libro. Tal cual el “I love you for sentimental reasons” de Nat King Cole final.
Antonio no da motivos para no querer apoyar a su mujer en esta situación. El pobrecito sigue con el miedo en el cuerpo, hace lo que puede, y más, por ella; se desvive y desespera. Tanto, que toda la tensión acumulada le produce una subida de tensión que le provoca su ingreso en urgencias y la imposibilidad de ir a verla. Imanol Arias durante todo el capítulo está fantástico, llenando la mirada de Antonio de preocupación, impotencia, de un tremendo cansancio y también de gran entereza. Las ganas de irse cuanto antes a ver a su mujer le hacían comportarse como un mal enfermo, gruñón, incorregible, rebelde y hasta divertido:“me tienen manía”, “yo estoy bien”, “no me sueltan”, “ todo el día corriendo en la cinta como un hámster”. Sin embargo, cómo sufre, qué largas las noches lejos de su Milano y qué frustrante la sensación de que todo es una pesadilla y que la mala racha no se acaba. Toni también se lo pregunta “¿pero qué nos está pasando?”.
Los Alcántara nos están demostrando que son una familia unida, que hacen piña en los malos momentos. Toni (Pablo Rivero) vuelve para apoyar a su madre. Me encantó la reflexión que hizo Antonio comparándole con ella cuando este le recuerda que no debe dejarse llevar por el orgullo de los Alcántara. Y es que tiene toda la razón, es increíble que logren que sea tan real esta similitud madre-hijo, y no sólo físicamente. Toni siempre ha tenido el mismo efecto balsámico, la misma ternura e inteligencia. Antonio y todos tienden a volcarse en él, o a pedirle consejo y él suele saber qué hacer. Por lo pronto encontrar trabajo en la radio, y para ello no duda en consultar a un gran maestro como Gallardo (Juli Mira).
Su llegada va a ser importante para todos. Cada cual vive el drama a su manera, lo exterioriza diferente. Inés es un claro ejemplo de la típica reacción de negación que le impide afrontar el problema de frente. No significa que no le importe, sino todo lo contrario, tiene pavor a lo que le pueda ocurrir. “Mamá se va a curar, ya lo habéis oido”. Frases de este estilo repite a lo largo del capítulo con un constante temblor en las manos mientras fuma sin parar. No es nada bueno verla con tanta ansiedad. A su vez, hemos visto a una Herminia abnegada al lado de su hija hasta la extenuación y a una María que pregunta inocentemente qué le ocurre a su mamá.
Por otro lado Carlos, también muy preocupado, vive un reencuentro o tregua con Antonio mientras este está en urgencias. Ambos firman la paz en una preciosa escena en la que intentan acercarse. Muy auténtica la química entreImanol y Ricardo Gómez. Qué adulto me pareció Carlos cuando se encuentra a su progenitor tendido en la cama y le mira con ternura; qué gran padre es Antonio y cuanto cariño se profesan. Aunque el uno asegura que no va a meterse en sus asuntos,“me he pasado media vida discutiendo con tu hermano Toni y la otra media con tu hermana Inés. Y han hecho lo que les ha dado la gana. A partir de ahora voy a ser como el mudo de los hermanos Marx”; el otro, no le cree y le dice con una cariñosa sonrisa“papá, tú siempre serás tú”. Consiguen entenderse, la situación demanda que estén cerca.
Como también hay que tener al lado a los amigos. Carlos recupera a una muy buena, a su Karina.Elena Rivera vuelve como agua de mayo a dejarle bien claro que su trío amoroso es una completa absurdez. También Desi y Miguel, intentan ayudar de buena fe con las banderas, logrando lo contrario, aunque sus disputas desviaban la tensión del momento. En el hospital se agradecían sus visitas: Pili nos lloraba al despedirse de Merche y Paquita emocionada decía que no lloraba nunca. Qué cierta esa manía que tenemos los españoles de hablar de enfermedades cuando no debemos.
Este capítulo ha tenido un esfuerzoadicional por parte de todo el equipo artístico y técnico. Se rodó en un hospital cerrado para dar más realismo al contexto, a los espacios y al buen guión de Curro Royo. Esto facilitó una fotografía más cercana, a la que además se le dio un tono más gris, apagado. La banda sonora ha destacado especialmente, está compuesta por Fernando Ortí Salvador en exclusiva para el capítulo. Los violines me recordaron a la “La lista de Schlindler” de John Williams pero con su propia personalidad dramática. Muy bonita.
Sé que estos capítulos son duros, a muchos trae recuerdos y se piensa en seres queridos. Sin embargo, emocionarse no es malo si el motivo merece la pena. La respuesta del telespectador es conmovedora. Se está viendo el respeto, cuidado y la sensibilidad moral con que Cuéntame trata de reflejar en sus personajes el drama de vivir una enfermedad así. Me llegan muchas historias de personas que se identifican porque han vivido o están viviendo un drama parecido y de otros muchos que lo sienten de veras, a todos les mando un abrazo. Los Alcántara son muy nuestros y ese es uno de sus secretos. Amigos ver esto en nuestra ficción, ahora mismo, no tiene precio. Hay que disfrutarlo, ánimo, porque nuestra Merche va a crear su propia lucha. Nos lo ha dicho.
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Información: Asociación Española Contra el Cáncer |