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Channel: Cuentame Como Paso -Mangarrianes y Milanos-
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CAP 232 NO NOS VAMOS A RENDIR

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CAPITULO 232 "VIVIR"
Mercedes pasa del desánimo y del agotamiento  a recuperar  la esperanza y  las ganas de salir adelante. La lucha de la Milano se llena de la luz de Sagrillas, de la naturaleza que sentía a través de la ventana del cuarto. Un ambiente que la hacía respirar y al que al final busca como hizo con el mar en aquella escena inolvidable. Cuéntame ha firmado, bordado, enmarcado, como se quiera llamar, uno de los mejores capítulos de su historia. Por lo menos, el mejor a nivel emocional ya que te toca, te abruma y te encoje el alma como nunca antes lo habían  hecho. Sufres la desolación e impotencia de la familia  y lloras de alegría al sentir que Merche no quiere abandonar. "Estoy viva".



Qué grandísima
Ana Duato, maravillosa es poco, se entrega  al personaje con maestría, delicadeza y con una sensibilidad física y emotiva nunca vista. Sin palabras ante este recital interpretativo detallado, contenido, matizado y mimado.  Es la interpretación de su vida. Amigos, esto ha sido una actriz transparente, con esencia y mucha clase arropada por unos actores excepcionales. Esto ha sido un equipo que sabe acercarse al  cine (qué gran fotografía e iluminación de Tote Trenas y dirección de Antonio Cano).  Esto ha sido Cuéntame en su estado más puro. Y esta humilde bloguera, se rinde y emociona escribiendo.  Todos estuvimos con  los Alcántara,  son nuestra familia.   Mucha gente agradeció de corazón  la lección, este mensaje de ánimo y de amor a la vida. 


 MÁS QUE NUNCA

Sagrillas vuelve a ser escenario de algo muy grande en Cuéntame, cuando se va al pueblo se vuelve a las raíces. El viaje  impacta pero a la vez es una bellísima secuencia. Nadie habla en el coche, Antonio y Carlos tienen el semblante muy serio, preocupado, y mientras, vemos por primera vez las secuelas que la quimio han dejado en  Merche. Nos invitan en el trayecto a ahondar en su preciosa mirada,  solemne, agotada y triste, que intenta relajarse con el paisaje arbolado del camino al que ve algo distante a través del cristal del coche. Una carretera que expresa el largo camino de la enfermedad. 


Merche llega a la casa resignada, muy delicada, sin apenas poder caminar sola, sin apetito  y sobre todo muy apagada.  Expresaba muy bien, sin que se notase, lo difícil que es que te vean en un estado  tan desmejorado. Aún así, agradecía la alegría de ver a sus amigos de siempre, Liceria y Lorenzo, y a Rosa, su amiga de la infancia, que sin pretenderlo contrastaba  con su aspecto. Esto la  removió un poquito, recordó que de jovencita se le caían dos lágrimas por su Parriba. Menos mal que este  no tarda en aclararle que sus ojos siempre fueron su destino. Y ahora más que nunca.


En Antonio vemos perfectamente la huella del gran desgaste físico y emocional que sufren los familiares más próximos y entregados.  Sin ganas de comer, ni de hablar, se empequeñecía  y recogía en su soledad y angustia. "Nadie estaba preparado para esto" En cambio, a nuestros ojos se volvía grande cuando concentraba todas sus fuerzas en apoyar a Merche, sin irse de su lado y comprendiendo, paciente, su estado de ánimo. La  llena  de tiernas caricias, la motiva constantemente e incluso consigue hacerla sonreír como sólo él sabe. Cómo se agradecieron las risas del momento del jarabe, “qué tonto eres”.  Preciosos los dos. Solamente Antonio estalla en la consulta del curandero cuando ve que se juega con la desesperación de la gente. Imanol Arias está magnífico expresando el vacío del personaje en su siempre intensa mirada y también en todos los gestos de amor y protección hacia su esposa,  hijos e incluso suegra. 


Nadie habla de la fatal posibilidad de que Merche pudiese fallecer. Solo la pequeña María se atreve a preguntar. “¿Mamá te quieres morir?”. Celine Peña hace un papelón. A mí me maravilla la sinceridad  y la espontaneidad que tienen algunos críos  al ponerse delante de una cámara. Esta pequeñita nos robó el corazón con sus ojazos y carita apenada cuando nos hacía entender la incomprensión que sentía ya que nadie le explicaba qué  le ocurría a su mamá. Los niños sufren también, se dan cuenta perfectamente del ambiente que les rodea y necesitan  alguna explicación por básica que esta sea. Merche, como buena madre que es, se da cuenta y le alivia la angustia con una ternura infinita ayudándose de un cuento de hadas y piratas.  Muy simbólico el pañuelo rosa y de nuevo otra preciosa escena. Y no es, ni de lejos, la última… Miguel y Paquita rompen su matrimonio en una conversación muy dura y hacen de tripas corazón ante todos para no preocupar a Merche.


SI SOLO FUERA ESO

La Milan
o  no puede más, está deprimida y habla sin tapujos de sus intenciones de dejar la quimioterapia, de rendirse.  Antonio sólo puede dejar  que se desahogue: “Duro, si sólo fuera eso”. Esta escena es una maravilla dramática y no sólo por el  encuentro generoso entreImanol y Ana y la enorme sensibilidad de ella. La conversación es un claro mensaje de amor y protección a su familia.  Con “tú tenías la cabeza llena de sueños, algunos muy locos, (...) eso es lo que me enamoró de tí” o“contigo no he tenido la oportunidad de aburrirme”, le está diciendo lo mucho que lo ha querido siempre.  Sobre sus hijos y su madre hace un instintivo repaso, los quiere a su lado. Acierta de pleno…. Emocionaba mucho oírla hablar así.  

Vamos a ir, con sus reflexiones, uno por uno. Todos los miembros de la familia, de una manera o de otra y de la mano de enormes interpretaciones, expresaron en este capítulo  sus emociones más ocultas.

“Ninguna madre puede hacerse a la idea de que se le pueden adelantar los hijos”



La pena de Herminia, es más silenciosa que la de ninguno, muy de suspiros.  A pesar de verla cansada y doliente, se ayuda de su firmeza y capacidad de aguante para  cuidar de su hija, de  la casa, de sus nietos y de su yerno.  Era más Herminia que nunca con una María Galiana  exquisita en su salsa.  Estremecedor el plano de ella y Antonio rezando, agarrándose a la fe ante la gran incertidumbre que les supone el futuro.

“Inés es como tú, lo guarda todo hasta que estalla”

Sin duda, Inés es como Antonio, igual de noble, de soñadora, pero también de insegura. La hija mayor ha escondido lo que sentía, cerrándose herméticamente y negándose a sí misma la realidad.  Hasta que todo el miedo de perder a su madre  da la cara y lo hace de la manera más cruel, casi se droga. Esta aflicción de no querer dejar salir su angustia  hace que Inés se desespere, pensando que no puede ayudar, que todo le sale mal, que sola no puede. "Estoy fallando a Mamá y no se lo merece". Inés tiene muchos fantasmas y mucho dolor acumulado, pero es una chica muy especial, sensible, que ante el horror  necesita evadirse para que los problemas se vayan y la dejen tranquila. Lo hacía con la cerámica, pero mientras moldeaba con las manos aquel jarrón, se adivinaba muy bien su sufrimiento. Creo sinceramente que  Pilar Punzano ha hecho un trabajazo para que entendamos y nos conmovamos con esta actitud tan reservada y en el fondo tan humana.

“Toni, mi hijo mayor tan bueno y tan responsable”

Qué gran interpretación la de Pablo Rivero, qué bonita su mirada. La presencia de Toni es un bálsamo. Ya dijimos en post anteriores lo mucho de Milano que tiene y el bien que hace su presencia a todos. Es más fuerte, más sensato, el mejor apoyo y para colmo tiene la habilidad de  llenarlo  de cariño.  Sin él, Inés habría caído en el pozo más profundo. Fue precioso ver cómo  se vuelca  en ayudarla, a pesar de estar pasándolo también muy mal.  Pero todos no somos iguales y él lo sabe.  Por ello cuando escucha llorar a su hermana desconsolada,  inmediatamente le ofrece su hombro para darle fuerzas. "No estás sola". Sin palabras ante este noble gesto entre hermanos, que además son amigos.

“Carlos, el piensa que es muy mayor pero tiene un corazón de niño”


El dolor viene muchas veces en oleadas y Carlos lo demostró en esa llamada telefónica a sus amigos.  Ricardo Gómez lo echa todo en esta escena. Enorgullece verle alcanzar este gran nivel en su interpretación. No sólo el personaje ha madurado. Carlos se desmorona en el teléfono porque está muy asustado, no sabe a qué atenerse, tiene miedo a lo desconocido y no sabe cómo hacer porque ve a los suyos igual de perdidos que él. Como piensa su madre,  necesita  la protección de su padre. Qué bonito cómo lo busca, “me quiero quedar contigo”,  pidiéndole tímidamente permiso para abrazarle. Antonio no duda en arroparle.

En momentos tan difíciles, expresarse, darse cariño y apoyarse es fundamental para sentirse seguro y quitarse los cerrojos.  A pesar de que busca el consuelo de quien no debe, finalmente  lo acaba encontrando en los de siempre, los de verdad. Karina y Josete han demostrado ser de esos amigos, que, sin pedirlo, van a tu encuentro, y  aquellos cuyas  palabras  se convierten en hechos y en un verdadero alivio.

COMO UNA REINA


Con una familia tan hermosa, cómo Merche no iba a recuperar la esperanza y el ánimo.  Se levanta de la cama con otra cara y decide  hacer un recorrido precioso por sus razones para luchar, que dormían agotadas. Acaba su  paseo en plena  naturaleza, la misma que veía a través de la ventana y que tanta paz y energía le inspira.  Se llena de ella. Qué estampa la de esta mujer, qué dignidad, qué trabajo tan espiritual y  tan especial nos regala Ana Duato, impresionante. Ante la adversidad, ante el cáncer Merche ha de enriquecerse y reconciliarse con su propio sufrimiento. Ese es el sentido de la lucha por sobrevivir. “No me voy a rendir tan fácilmente Merche ama la vida y la busca en lo natural y esencial, en los olores, en los paisajes de su infancia y en el amor de los suyos, que acaban, tal y como ella quería, reuniéndose a su vera.

Este capítulo..., perdón. Esta película
 ha salido del alma de un guionista, Alberto Macías,  y del corazón de un gran equipo.  Nos han contado una realidad de una manera  tan poética, cercana y humilde. Era un riesgo tratar un tema tan duro  y no se han excedido, sino todo lo contrario. Nos han mostrado su buen hacer y nos han hablado sobre la vida profundizando en unos personajes totalmente reconocibles y queridos por todos y además, con este mensaje de ánimo y esperanza. Los viajes, las experiencias hacen a uno crecer, qué bonito señores hacerse mayor con mi Cuéntame.

Gracias a la vida (Joan Baez/Violeta Parra)

L.


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